Mis papás se divorciaron cuando yo apenas tenía 7 años, mi padre volvió a contraer matrimonio cuando yo tenía 13 años.
Empecé a trabajar muy desde los 13 años, mi estatura hacía ver mucho mayor, por lo que no tuve problemas en empezar a trabajar, solía hacerlo los fines de semana para pagar mis gustos extras y luego seguí trabajando cada vez que tenía vacaciones en el colegio.
El área de ventas me empezó a gustar mucho desde que lo hacía los fines de semana en u almacén de accesorios, pues al lucirlos se incrementaban las ventas y mis jefes estuvieron muy complacidos con mi trabajo.
Mis años de primaria y parte de la secundaria los realicé en un colegio femenino, por lo que fui una niña muy tímida; luego mi padre por querer incrementar mi nivel académico me inscribió en un colegio que no me gustaba debido a que el horario era extendido hasta las 4:00 p.m., además estaba ubicado a 1:30 minutos de mi casa, lo que implicaba llegar muy tardea mi casa y cansada.
Debo confesar que puse todo mi esfuerzo por perder un año escolar para que se vieran en al obligación de cambiarme de lugar. Así fue como luego estudié el bachilletaro académico en un colegio cercano a mi casa, por lo que siempre me dirigía caminando hacia el plantel estudiantil, allí tuve muchas amigas y me dediqué a obtener buenos resultados y gané una beca para seguir estudiando hasta terminar la secundaria.
A los 17 años tenía muchas expectativas por viajar y conocer muchos lugares, también me enfoqué en conseguir un trabajo que me diera la oportunidad de trabar para pagar mis estudios y así fue como inicié la carrera de Administración de empresas en la Universidad Cooperativa de Colombia, paralelamente en mi trabajo conocí al que ahora es mi esposo, nos enamoramos y tuvimos un noviazgo de 3 años el que terminado el día de nuestra boda.
Fue un noviazgo nada convencional, primero porque él es 20 años mayor que yo, venía de un divorcio con un saldo de 1 hija, mi familia se opuso por razones obvias, yo apenas estaba cumplieron 18 años y el 38.
Luego de que mi mami observó que las intenciones de mi novio era serias y sanas, accedió a apoyarnos, con la confianza de que no le íbamos a fallar, pues mi papá si fue el opositor total en todo ese tiempo.
El 5 de diciembre de 1997 decidimos casarnos, cuando apenas tenía yo 20 años.
Con relación a mis estudios, tuve que dejarlos, pues a mi esposo recién casados le propusieron un consultaría por 18 meses en la ciudad de Guatemala, lo que impidió que continuara.
Llegamos a la ciudad de Guatemala en marzo de 1999, y en el año 2,000 quedamos embarazados de una niña llamada Angie Valentina, quien nos otorgó por derecho la residencia permanente.
Después de tres años de vivir en Guatemala, decidí estudiar diseño gráfico, la cual realicé a nivel técnico; esta carrera me ayudó a invertir positivamente mi tiempo libre.
A medida que mi hija iba creciendo, me iba involucrando más en las actividades laborales de mi esposo, quien para el 2005 se desempeñaba como consultor de la Naciones Unidas, actividad que la realizaba en medio tiempo.
Siempre tuve la necesidad de cerrar la carrera que había iniciado en Colombia, pero no fue hasta que en la Universidad Galileo encontré un programa de estudios que se adaptaba a mis horarios y necesidades; fue así como continué mis estudios de administración de empresas con el ánimo de continuar con una maestría y finalizar con un doctorado en la misma área.
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